por la blanda arena que lame el mar
Me fui a gesell 4 días. A una cabaña con pileta a una cuadra de la playa. Desde el micro de vuelta miré a buenos aires como si me hubiera ido 2 meses.
Un día a la noche se cortó la luz, y vi al cielo más blanco y azul que nunca.
Las noches con humedad aparecía un sapo gigante. Con mi hermano le pusimos Alfonso. Lo toqué un par de veces. Me gustan los sapos, tienen onda.
El centro de gesell es Once amontonado. Es horrible. Tiene algo de Florida, también. Pero si te bancás surcar las multitudes, por ahi te encontrás a alguna bandita que toca en la calle, libros recontra baratos, discos raros, chicos pelirrojos con bermudas y rastas.
El helado del piave ya no es lo que era. El manjar blanco ya no existe más. En su lugar te dan una crema toda floja que se te derrite en la mano.
Lo mejor, lejos, tirarme en la cama con la ventana abierta y el diskman, sabiendo que no tengo nada mejor que hacer.